Dirigir una empresa supone tomar decisiones difíciles. Cuando se trata del futuro, nunca dispondremos de la información completa para saber con certeza que pasará. Al mismo tiempo, la velocidad de los cambios del mercado y los consumidores hace imprescindible innovar, y para hacerlo hacen falta recursos. Cada vez es más difícil tener un modelo de negocio sostenible.
Para sobrevivir con éxito en la era VUCA, los financieros deben transformar la función que habían desarrollado en un entorno de menores cambios y mayores certezas. Ser administradores de recursos ya no es suficiente.
El financiero se convierte en piloto poniendo el foco en el rendimiento de la empresa. Debe poder detectar los obstáculos con la suficiente antelación gracias a su conocimiento de la empresa y su visión global. Debe aprovechar su visión más horizontal del negocio para afrontar el reto de dejar de lado ser experto exclusivamente en temas financieros para convertirse en generalista.
Los financieros se convierten en el mejor aliado para Dirección General para la transformación digital. Cuanto mayor es la incerteza de la economía, las empresas necesitan más estrategia.
Diseñar e implementar una estrategia financiera permite tener opciones para decidir dónde poner el foco para construir el futuro.
¿Qué aportan los datos?
Los datos aportan racionalidad a muchas decisiones intuitivas. La incerteza obliga a aprender del análisis de los datos, pero sin parar la marcha. No podemos detenernos a pensar. La función del financiero ya no se centra en la administración de las certezas, sino en la detección de oportunidades.
Ciertamente, el financiero es el responsable del cumplimiento de las normativas, así como el gestor de las funciones de contabilidad, administración, presupuestos y planificación. Las tecnologías digitales y la importancia que adquieren los datos convierten al financiero en el ingeniero de la base de conocimiento de la empresa, compuesto de sistemas y personas. Es una transformación de la función que deja de centrarse en lo que ha pasado para convertirse en un aliado estratégico para la toma de decisiones.
El rol financiero debe desarrollar también su función de analista, que diseña la información de gestión para que puedan tomarse decisiones en base a los datos. El financiero tiene el reto de filtrar las cifras, que servirán de muy poco sin una interpretación estratégica. No es suficiente con tener los datos. Es preciso filtrarlos, analizarlos, contextualizarlos, y comunicarlos. El reto se centra en definir nuevas vías de negocio para la empresa, así como detectar carencias y oportunidades en las distintas áreas.
No se puede decidir como construir el futuro sin contrastarlo con lo que realmente está pasando. Entramos en un nuevo paradigma de medir para aprender.
La ventaja competitiva más sostenible es aprender más rápido que la competencia.
La comunicación se convierte en el nuevo reto
Es muy difícil involucrar a las personas en los procesos de cambio que necesitan hacer las empresas para adaptarse al mercado. Es muy difícil porque las personas solo están dispuestas a cambiar cuando sienten la necesidad de hacerlo. El marco mental de opacidad de muchas empresas impide utilizar la tecnología más revolucionaria de todas: afrontar la comunicación e incorporar el dialogo.
Son necesarias nuevas herramientas para comunicar mensajes de forma comprensible. ¡Hay que eliminar la jerga financiera que nadie entiende!
Cuando las personas se implican en la realidad de las cifras de la empresa, se convierte en el reto común. La sostenibilidad empresarial necesita que la tesorería fluya por todas las conexiones que son los procesos. Si el circuito de efectivo se bloquea en algún punto, el sistema se resiente. La fuente de entrada de tesorería más efectiva la proporcionan los clientes, pero no forma parte del lenguaje común de la gestión.
Las finanzas son antipáticas porque suponen los limites que las personas desconocen y que, en muchas ocasiones, prefieren ignorar.
A menudo se actúa como si los problemas financieros fueran ajenos al resto de la organización. Sin embargo, desde las finanzas puede obtenerse la mejor comprensión de las cifras de la empresa. Puede construirse un relato del negocio que sirva para conectar las personas con la visión estratégica del futuro y con la realidad de los retos de la empresa.
Los financieros tienen que salir del Excel y los directivos de las empresas tienen que atreverse a que les hagan preguntas difíciles. Con mejores herramientas el financiero puede ser el compañero de viaje ideal para la toma de decisiones.
En un mundo no predecible, es necesario dar un nuevo enfoque a las finanzas desde una perspectiva estratégica. Más estrategia, foco en la mejora constante del modelo de negocio, datos que afloren información objetiva para afrontar los cambios que comporta la complejidad, y comunicación para implicar más personas en los retos estratégicos. La receta es construir conocimiento de negocio a medida que se avanza hacia el futuro.