Tener un negocio supone asumir riesgos a cambio de efectuar una serie de actividades entregando productos y/o servicios que tienen como consecuencia un resultado positivo.
Porque si el resultado que generan estas actividades no es positivo, no es negocio.
El punto de partida nos sitúa. Pero el pasado no nos aporta opciones que nos indiquen qué podemos hacer.
Un entorno incierto como el actual nos hace más difícil predecir el futuro.
¿Qué hacemos entonces? ¿Improvisar?
Para tener resultados diferentes hay que hacer cosas diferentes.
Pero si haciendo cosas diferentes todavía no estamos obteniendo resultados diferentes, entonces necesitamos cambiar la mirada. Necesitamos verlo diferente.
Primero, nos lo tenemos que imaginar, tenemos que poder visualizar a dónde queremos llegar. Cuando ya nos lo hemos imaginado, tenemos que ponernos en marcha. ¡Acción!
Pero ¿hacia dónde?
Necesitamos tener un Plan.
Un Plan nos ayuda a enfocarnos en lo que realmente es importante. Para poder definir un Plan que nos guie para llegar a donde queremos ir, vamos a tener que hacer lo siguiente:
En primer lugar, para garantizar la sostenibilidad del negocio, es imprescindible que los ingresos que se generan por los servicios que prestamos y los productos que entregamos a los clientes sean superiores a los costes en los que incurrimos para desarrollar nuestra actividad.
El primer objetivo que necesitamos definir debe estar relacionado con el volumen de negocio que necesitamos para cubrir todos los costes de desarrollar nuestra actividad.
Sea cual sea el volumen de actividad que nos marcamos como objetivo “de equilibrio” para cubrir los costes, hay muchas opciones para decidir qué hacemos y qué no hacemos.
Los objetivos necesitan de recursos para que puedan cumplirse y deben estar enmarcados en una estrategia para que pueda ayudarnos a priorizar y a aprovechar mejor dichos recursos enfocados a la creación de valor para los clientes.
Es cierto que hay una parte muy importante de intuición en llevar adelante un negocio.
A nosotros nos gusta más llamarle intuición aprendida.
Y para aprender, vamos a tener que medir.
¿Qué mides en tu empresa? ¿Qué quieres aprender?